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Jóvenes zipaquireños evangelizando por medio del arte

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Gente Activa dialogó con Juan Sebastián Garzón, uno de los fundadores de la comunidad juvenil Professioni Barberis, dirigida por las hermanas del Famulato Cristiano (Casaf).

Casaf, el Centro Apostólico de Servicio a la Familia, lleva más de 25 años trabajando en la diócesis de Zipaquirá en favor de las familias, de los matrimonios y de aquellas parejas que se preparan para casarse, sin embargo, en los últimos años también le ha apostado al trabajo y la formación de los jóvenes, conformando así varias comunidades, como “Jeshua” en la que hay muchachos de 12 a 14 años; “Servid di Cristo” para jóvenes de 15 a 18, y “Professioni Barberis”, la de los chicos más grandes.

Juan Sebastián Garzón, profesional en Negocios Internacionales y magister en Educación, nos explica parte de la historia y del caminar de Professioni Barberis, una comunidad creativa y dinámica que marca la diferencia.

G.A. Cuéntenos cómo surgió esta comunidad juvenil, ¿cómo empezaron?

J.S.G. La comunidad universitaria y profesional, Professioni Barberis, nació de la amistad de cuatro jóvenes quienes ya habíamos tenido una experiencia de comunidad juvenil en el pasado. Recuerdo que una tarde, sentados en una cafetería, hablábamos de lo difícil que era mantener una espiritualidad fortalecida, caminando solos, pues una de las riquezas de la comunidad es sentirse acompañado en muchas etapas y procesos espirituales. De allí surgió el deseo de retomar la vivencia de la comunidad; ahora debíamos pensar en alguna parroquia que nos acogiera. Días después, las hermanas del Famulato Cristiano CASAF, con quienes nos conocíamos ya hace un par de años, nos invitaron a dirigir una obra de teatro sobre la vida de su Padre Fundador, Monseñor Adolfo Barberis. Esa fue la señal de que allí debíamos fundar nuestra comunidad, en compañía de las hermanas y bajo la espiritualidad propia del Padre Adolfo. Empezamos los cuatro fundadores y la Hermana Gladys, como representante de Casaf. Nuestra primera reunión convocó a 5 jóvenes más, en total éramos 10. 

G.A. ¿Cuál es el carisma de la Comunidad?

J.S.G. Desde su fundación, compartimos con las hermanas de Casaf un proyecto que contenía el objetivo, el nombre, el logo, las líneas de acción, los pilares y todo lo que proyectamos como fundadores. Nuestra comunidad se fundamenta en 3 pilares:  Arte- Oración – Acción. En cuanto al arte buscamos la evangelización de niños, jóvenes y familias por medio de obras de teatro. En la oración, nuestros encuentros semanales, los días sábados, tienen momentos de formación en doctrina, magisterio y liturgia propia de nuestra Iglesia, siempre iluminados por el Espíritu Santo a quien invocamos a través de la oración. Todos los jueves nos reunimos (ahora desde la virtualidad) a un encuentro de Lectio Divina con sacerdotes invitados, quienes nos comparten esta reflexión bíblica. Y en la acción, buscamos prestar diferentes servicios, voluntarios y misiones en los cuales podamos aportar nuestros conocimientos como estudiantes universitarios y profesionales a comunidades vulnerables.

Es así, que hemos hecho voluntariados en fundaciones de niños con discapacidades, en el Hospital Militar, misiones en el Vicariato de Puerto Gaitán en el Meta y en parroquias de nuestra diócesis.

G.A. En el tiempo que llevan, ¿Cuál ha sido el aspecto más difícil de sobrellevar? y ¿Qué ha sido lo más satisfactorio?

J.S.G. Uno de los aspectos más difíciles es el tiempo de los jóvenes; en época universitaria y laboral, el tiempo es reducido por los trabajos, proyectos, tesis, prácticas y trabajo.

Lo más satisfactorio es el servicio y la misión, esas experiencias recargan la vida del creyente y lo dejan con un nuevo horizonte.

G.A. ¿Professioni cómo ha vivido la cuarentena? ¿Cuál ha sido la experiencia de trabajar en esas condiciones?

J.S.G. Pensábamos que sería más difícil, pero la virtualidad nos permite incluso llegar a más jóvenes. Las plataformas virtuales y las redes sociales se han convertido en grandes medios de evangelización. El reto es siempre estar en innovación, para que nuestros encuentros rompan con las clases virtuales, el trabajo en casa y los diferentes espacios que pasamos frente a una pantalla. Aun así, una de las cosas que más fortalece la comunidad es el encuentro fraterno y sí que nos hace falta. Poder orar juntos en comunidad, compartir la Eucaristía y las lecturas santas es algo que extrañamos.

G.A. ¿Qué tan fácil es involucrar a más jóvenes en comunidades como Professioni?

J.S.G. Obviamente no es fácil tener una experiencia de Dios como joven cuando nuestro entorno, nuestra sociedad y todos los ambientes virtuales en que nos desenvolvemos están impregnados de valores en contra del evangelio. El testimonio que debe dar un joven y la convicción para no dejarse llevar por el mundo, es algo que siempre he admirado, pues el relativismo moral en el que vivimos pretende dar por bueno algo que desde nuestras creencias sabemos que no lo es, con la simple excusa de que “hoy en día todos lo hacen”. Pero igual sabemos que hay muchos jóvenes con ganas de vivir y gozarse la vida de una forma diferente, pues aquí los esperamos, bien para integrarse a cualquiera de las comunidades juveniles de Casaf o para recibir información, pueden llamar al: 313 469 25 57. También para Professioni Barberis, nos pueden seguir en Instagram: https://www.instagram.com/professionibarberis/

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