Un balance exitoso de 200 toneladas de residuos posconsumo recolectadas, más de 85 municipios vinculados y la entusiasta participación de la comunidad que contribuyó a evitar que cientos de elementos en desuso fueran a parar a los rellenos sanitarios, conforman los hitos de la reciente campaña de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca – CAR “Me sumo con mi consumo”.
Entre los elementos recogidos se destacan luminarias en desuso, aceite de cocina usado, tóneres vacíos, aparatos eléctricos y electrónicos dañados u obsoletos, enseres, baterías de plomo, así como envases de insecticidas domésticos y llantas usadas, entre otros.
“El resultado de esta jornada da cuenta del compromiso de la comunidad de darle una segunda oportunidad a lo que anteriormente iba a parar a los rellenos sanitarios, generando mayor presión sobre el recursos suelo por la dificultad para su descomposición y transformación”, destacó Alfred Ignacio Ballesteros, director general de la CAR.
Cabe mencionar que, en Chiquinquirá, junto con otros 5 municipios de Boyacá que también hacen parte de la jurisdicción de la CAR, se recogieron 4 toneladas de residuos en el marco de la ruta de recolección “Reconectados con el ambiente”, una iniciativa de la gobernación departamental con el mismo objetivo.
Y ahora ¿qué sigue?
La campaña de la CAR, además de motivar la recolección de elementos reutilizables acompaña el proceso de disposición y transformación de estos materiales que entran de inmediato a hacer parte de la cadena de economía circular, generando valor agregado en términos económicos y ambientales.
Por ejemplo, para el caso de los tóneres, se separan plásticos, cobre, metales ferrosos y no ferrosos, se recupera el polvillo y posteriormente se compactan y trituran para su posterior reutilización. Con los metales reciclados, se diluyen y hacen partes metálicas.
En tanto que con las llantas se realiza un proceso con temperaturas altas hasta obtener humus negro y generar fibra textil con la que se elaboran repuestos para vehículos, suelas de zapatos y hasta suministros para tintas de impresoras.
Procesos igualmente valiosos se desarrollan con el aceite usado, del cual se puede generar biodiesel en plantas tecnificadas que son operadas y manejadas por gestores ambientales especializados. Los desechos eléctricos, como las bombillas, también tienen un ciclo en el cual se separan las partes químicas de las metálicas, se trituran las partes de vidrio y se reintegran al ciclo económico a manera de insumos para procesos de fabricación o construcción.
“Estamos comenzando a entender que el consumo de bienes y servicios tiene un alto costo para el medio ambiente y los recursos naturales de los cuales se sirve. Desde la CAR trabajamos por la adopción de nuevas prácticas y hábitos basados en principios de corresponsabilidad y conciencia con las nuevas generaciones”, puntualizó el director Ballesteros.