La fuerte presión sobre el recurso agua que afrontan Cundinamarca y Bogotá, donde habita 20% de los habitantes de todo el país ha generado la disminución de la oferta hídrica por encima de los niveles calculados, por lo que, en el corto plazo, las aguas subterráneas serán la única alternativa frente a la situación real de las fuentes superficiales.
Así lo afirmó el director de la CAR, Alfred Ballesteros, en el marco de la Segunda Cumbre por la Gobernanza del Agua, liderado por la Asociación de Corporaciones Autónomas Regionales y de Desarrollo Sostenible que se adelantó en el Salón Gobernadores de la Gobernación de Cundinamarca, como un espacio de discusión técnica de cara a la COP 16 que tendrá lugar en el mes de octubre en Cali.
Durante su intervención, el director destacó la importancia de congregar a las autoridades ambientales del país para compartir las experiencias e intercambiar iniciativas que permitan hacer frente a los desafíos que el cambio climático ha traído en relación con la disponibilidad del agua.
“Encuentros como este nos permite fortalecer nuestra capacidad técnica para la gestión integral del recurso hídrico, con énfasis en las aguas subterráneas, sobre todo para una zona como el centro del país que debe atender las necesidades de cerca de 10 millones de personas que habitan en Bogotá y en Cundinamarca”, destacó Ballesteros.
En el marco del nuevo Plan de Acción Cuatrienal, se avanza en la realización de campañas de monitoreo en tiempo real de los niveles piezométricos (altura del agua de un acuífero en relación con la superficie del suelo) de la denominada zona crítica, (cuenca alta y media del Río Bogotá y cuenca alta del Río Suárez).
El objetivo es determinar la cantidad y calidad de los acuíferos en esta parte del Territorio mediante monitoreos permanentes y en tiempo real, y en paralelo se avanza en la gestión integral de zonas de recarga mediante programas de y manejo integral de cuencas.
Según análisis de la CAR, entre 1998 y 2022 los niveles de agua subterránea llegaron a más de 100 metros de profundidad, cuando tres décadas atrás eran de 30 o 20 metros, lo que ha obligado a la autoridad ambiental a negar nuevas concesiones de agua.
“Desde la CAR hemos tenido que anticiparnos a escenarios y pronósticos que daban cuenta de que hacia 2040 la disminución de oferta la hídrica sería del 25 %. Las nuevas realidades del cambio climático nos han exigido medidas como restricción del aprovechamiento del agua subterránea debido a que cada vez los descensos de niveles son cada vez más grandes”, indicó el director Alfred Ballesteros.